Adaptarse a los mandatos de los avances tecnológicos es una tarea que ha tenido que ser adoptada por muchas compañías y negocios para sobrevivir a la oleada. Los cambios se han sentido desde el punto de vista organizacional y financiero reduciendo costos y optimizando los tiempos de procesamiento.
La tecnología, bien sustentada y con conocimiento, ha traído importantes transformaciones a todas las profesiones. El Derecho no ha escapado de esta lógica y los bufetes de abogados se han visto en la necesidad de adecuar muchos de sus mecanismos a las nuevas demandas de los clientes sumergidos en la tecnología. Ya no basta con ser una firma de 30 años de trayectoria en el mercado, ni haber acumulado grandes experiencias en casos de relevancia, también es vital contar con la capacidad de adaptarse a los cambios, a las nuevas tendencias que imponen un cambio sustancial en la forma de operar.
El impacto de Internet en el mundo del derecho
De los avances con mayor impacto directo en la actualidad se vislumbran todas las posibilidades encontradas en la conexión en línea. La palabra innovación comienza a jugar un importante papel en el proceso de adaptación, pues implica pensar diferente y desde ese espacio integrar todo el conocimiento del área tecnológica. Toda la tendencia que manifiesta el ingreso de la tecnología para el proceso de cambio en el Derecho se denomina «new law» y entre los cambios propuestos figuran el empleo de software y plataformas que permiten sistemas de automatización documental con amplias capacidades de almacenamiento, análisis preliminares de casos jurídicos, seguimiento de casos y automatización de selección, redacción, entrega y archivo de contratos, formularios y otros documentos legales.
Al incluir estas nuevas herramientas, el modelo de negocio queda capacitado para ofrecer precios más competitivos en comparación a los servicios jurídicos tradicionales, sobre todo cuando se trata de procesos sencillos que pueden ser sistematizados. El auge del apoyo tecnológico es una tendencia que se mantendrá al menos durante 2019.
Un estudio de McKinsey (2018) revela que solo el 23% del tiempo de trabajo de un abogado es automatizable. Es evidente que las nuevas tecnologías pueden colaborar con algunos de los oficios de los profesionales, pero no pueden sustituirlos. A pesar de la comodidad y agilización de estos procesos, es importante resaltar que estos deben ser siempre acompañados de la mano profesional del abogado quien finalmente avalará todo lo presentado en la documentación y automatización. Esta transformación implica impulsar la capacidad de entender el objetivo del trabajo real del abogado y enfocar la creatividad en encontrar nuevos caminos.
Entre las nuevas tecnologías usadas para apoyar y optimizar procesos en la actualidad resaltan el big data, la inteligencia artificial, la automatización documental, el cloud computing y el contract drafting. Además de modificar el modelo de negocio, estos cambios impactan en la comunicación al agilizarla y hacerla más rápido, en la democratización de la información, la deslocalización de los puestos de trabajo y la protección de los datos.
La transición supone la inversión en personal preparado para implementar el cambio tecnológico a través del adiestramiento de los profesionales del área del Derecho, así como el surgimiento de nuevos desafíos éticos para enfrentar de forma correcta y transparente todos las transformaciones.