Cada ser humano posee cualidades y talentos especiales a desarrollar en algún área en especial. Bien dicen que la pasión por lo que haces apoyará cada paso, pues solo desde un espacio de amor y disfrute se puede alcanzar el éxito.
Para ser un buen abogado, aparte de conocer a profundidad las leyes y teorías que las sustentan, contar capacidades para la negociación y advertir la aparición de múltiples escenarios, este profesional debe saber sobre todo cómo ejercer sus acciones desde la ética.
En los procesos legales suelen coexistir diversos conflictos de intereses entre las partes en disputa. Un buen abogado se abstiene de participar en situaciones donde se comprometa la práctica legal de forma íntegra y responsable, que finalmente se traducirá en la aplicación de la justicia. En tal sentido, su único compromiso debe ser con la verdad y la justicia.
La incorruptibilidad y la aplicación de los valores éticos del ejercicio legal son las principales cualidades que deben regir en la práctica de un abogado. Además de estas características fundamentales, existen algunas habilidades que no se aprenden en las aulas de clases y que hacen la diferencia en el servicio ofrecido.
Estas son esas capacidades que distinguen a un buen abogado y profesional de las leyes:
1. Manejo del conocimiento técnico
Así como en otras profesiones, la aplicación del Derecho requiere del uso de un conocimiento técnico especializado en el ámbito jurídico. Además de manejar este conocimiento, es importante que el profesional planifique estrategias funcionales para la aplicación del conocimiento jurídico, orientada al cliente y a la naturaleza del caso.
2. Comunicación, gran aliada para el buen negociante
Expresarte con claridad y tener la habilidad de concatenar los argumentos necesarios para darle valor al discurso es una habilidad muy apreciada para el trabajo como abogado. La práctica del Derecho requiere además de la capacidad de negociar, debido a que estos profesionales están diariamente invitados a establecer acuerdos beneficiosos para sus defendidos.
3. Expresión en varias lenguas
Como se mencionó en el punto anterior, las habilidades verbales de un abogado son herramientas indispensables para ser eficiente en la práctica. Comunicarse además en varios idiomas es un beneficio extra para esta práctica y permite ampliar el mercado laboral.
4. Investigación, persistencia y paciencia
Un buen abogado investiga a profundidad sus casos para tomar en cuenta todas las posibilidades legales de sus defendidos. El estudio amerita en muchas oportunidades paciencia, debido a que no siempre se hace tan sencillo encontrar los elementos y pruebas necesarias. Esta capacidad requiere de minuciosidad y de mucha persistencia, pues supone una gran inversión de tiempo.
5. Organización y planificación
Para cumplir con los objetivos de estudio a profundidad del caso y sus implicaciones legales, es necesario planificar las tareas y estimar el tiempo empleado en su cumplimiento, a fin de cumplir con ellas. La planificación en las actividades permite reorganizar en caso de que surjan imprevistos.
6. Trabajo en equipo, un aprendizaje
Avanzar en las actividades propuestas para llevar a término un caso implica en muchas oportunidades del trabajo en equipo entre colegas e incluso de forma interdisciplinaria. Cultivar buenas relaciones laborales y delegar las funciones para el desarrollo de la práctica es una tarea a cumplir para ser profesional con mayores competencias.
7. Manejo de las nuevas tecnologías de la información
El avance de las tecnologías de la información ha impreso cambios sustanciales en el ejercicio profesional. Estar consciente de ello y adaptarse a estas transformaciones forma parte de los requerimientos para alcanzar mayores capacidades profesionales. Actualmente los canales digitales de comunicación representan una importante fuente de información de valor para la práctica jurídica.
8. Empatía a la formación
Mantenerse actualizado en los avances del ejercicio del Derecho y ampliar los conocimientos para especializarse en alguna área específica de la práctica representa un valor agregado a tu calidad como profesional, que sin duda alguna marcará la diferencia a la hora de enfrentarte a algún caso a resolver.
9. Especial interés frente al arte de negociar y persuadir
En la actualidad muchos de los planes de especialización para abogados ya graduados incluyen la formación en el área de la persuasión y la negociación.Estas habilidades ofrecen confianza en el cliente y un amplio entendimiento de la situación del caso, pues para poder negociar y persuadir sobre algún punto en particular se debe conocer a perfección todas las aristas del panorama.
Fuentes consultadas