Si hay algo evidente con el avance tecnológico, es que se deben soltar todos los apegos a las formas de realizar un proceso, ejecutar un modelo de negocio, e incluso ejercer una profesión. La transformación es un acto cotidiano que arropa cualquier espacio y los bufetes de abogados, gracias a la tecnología, se encuentran en pleno proceso de cambio.
No solo se ha tratado de proteger los datos confidenciales que se manejan en el bufete. El avance tecnológico también ha propuesto una modificación radical en el modelo de negocio tradicional, exigiendo la apropiación de sistemas capaces de realizar online los procesos que anteriormente se llevaban a cabo de forma presencial.
Ir a cualquier lugar con el bufete de abogados es una de las principales transformaciones ofrecidas por la era tecnológica. Esto es posible con el servicio de una robusta infraestructura digital que permita acceder a todos los archivos y todas las funciones disponibles para trabajar o consultar desde cualquier conexión a internet.
Diversas marcas ofrecen a las firmas de abogados espacios de trabajo virtuales diseñados para replicar la infraestructura informática local, incluyendo aplicaciones de escritorio frecuentemente usadas en las labores diarias del bufete. Tener el escritorio en una nube (espacio virtual para almacenar información) brinda tres importantes beneficios:
- Alivia a las firmas de abogados de administrar una infraestructura local tal como bases de datos o servidores.
- Evita la necesidad de usar equipos computadores robustos en el bufete para mantener una infraestructura informática adecuada.
- Proporciona acceso remoto a todos los recursos y datos almacenados, sin ningún tipo de restricción que no sean las establecidas por medidas de privacidad.
- Los espacios de trabajo bajo este ambiente también incluyen software antivirus, firewalls y un sistema de detección de intrusos con la finalidad de proteger la información almacenada en la nube digital.
Mayor alcance, menos inversión
El origen de la práctica legal digital parece remontarse a la experiencia profesional del abogado inglés Andrew Woolley, quien en 1996 decidió independizarse y comenzar a ofrecer sus servicios sin tener una oficina física disponible. Hoy en día su firma virtual sigue manejando clientes y trabaja con más de 20 abogados.
Woolley fue quizás el ejemplo más cercano conocido, pero antes de él varias oficinas legales se encontraban transitando el camino digital en algunas de sus funciones. Incluso en 1973, la compañía legal del abogado estadounidense Paul Fegen comenzó a ofrecer servicios de oficina virtual a bufetes de abogados. Todos estos cambios generaron el desapego a los bufetes físicos y abrieron el paso a nuevas opciones adecuadas a los nuevos tiempos.
Los desequilibrios económicos de 2008 sirvieron de catalizador para la práctica virtual del Derecho, al reducir los puestos de trabajo en los bufetes y aumentar la experticia de los profesionales recién graduados en tecnología.
El gremio de los abogados ha estado acostumbrado a lo largo del tiempo a compartir espacios físicos, pues no siempre se cuenta con los recursos económicos necesarios para instalar una firma propia. En estos espacios los cambios tecnológicos han ido apareciendo paulatinamente, acortando distancias y abaratando costos. Por esta razón, la adaptación al espacio virtual no parece ser tan complicada para estos profesionales, que han tenido que modificar el modelo de negocio en otras oportunidades.
No fue sino hasta después de mediados de la década de los 90 que la tecnología permitió mudar por completo una firma de abogados del espacio físico al mundo virtual.
Migrar un bufete de abogados al mundo virtual requiere una inversión. Sin embargo, esta no es mayor a la que supone mantener una infraestructura física e informática con una plantilla de personal instalada todos los días de la semana, durante el horario laboral.
Plantearse la posibilidad de establecer un bufete digital debe contemplar lo necesario para gestionar de forma online todas las funciones determinadas en el ejercicio legal y que incluye desde el compartir documentos relacionados con el caso legal hasta reunirse a través de videoconferencias con el cliente o partes interesadas.
Tecnología en los Bufetes: retos de lo virtual
Al cambiar el modelo de negocio evidentemente ocurren transformaciones en la forma de ejercer el Derecho. No para todos los abogados ha sido sencillo adecuarse a las nuevas exigencias, desechando los patrones establecidos anteriormente en la llamada práctica tradicional.
Encontrar motivación para trascender el “aislamiento” que puede suponer trabajar fuera de oficina ha sido uno de los retos a enfrentar por los profesionales desde el mundo virtual, según se evidenció en el Informe de la Encuesta de Tecnología Legal ABA 2013. Tras este análisis se observó que el hecho de no trabajar todos los días desde un espacio físico, los abogados disminuyen las oportunidades de colaborar con otros colegas e intercambiar referencias, limitando las oportunidades de obtener más contratos y por lo tanto, ganancias.
Esta situación amerita, sin duda, un trabajo especial de marketing digital para estos profesionales, permitiéndoles ingresar por completo al mundo digital.
La práctica del derecho virtual es una oportunidad para aquellos abogados que deseen lograr un mayor equilibrio entre sus actividades laborales y personales, pues requiere una gestión del tiempo diferente. Sin embargo, para que la productividad siga en alza es necesario reclutar al personal ideal para esta misión, es decir, que sepa afrontar con responsabilidad la transición a la oficina digital.
A medida de que la tecnología continúe avanzando y mejorando los procesos, será cada vez más sencillo migrar al mundo virtual los servicios de los abogados. Solo el tiempo será consciente de la transformación que ocurra en el modelo de negocio y en la práctica profesional en sí, para ajustarse a las exigencias del mercado y a las necesidades del cliente.
«Nos están diciendo que el conocimiento técnico es imprescindible, pero no suficiente; que necesitamos desarrollar otras habilidades que tienen que ver con la gestión; comprendamos mejor sus negocios y sus problemas; que seamos más estratégicos, flexibles e innovadores en la prestación de servicios; que evolucionemos de una visión más tradicional de la abogacía hacia otra más abierta», Joaquín Latorre, socio director de PwC Tax & Legal Services en entrevista para Expansión.
Fuentes consultadas