Hay una ley máxima cuando se tratan temas relacionados con seres humanos. Cuando un individuo está bien y goza del pleno ejercicio de sus derechos, todos a su alrededor lo están. Sin embargo, cuando alguien siente lesionadas sus garantías fundamentales, todo el entorno se afecta considerablemente.
La violación de los derechos humanos supone un proceso de deterioro social e impide el crecimiento y la evolución de cada individuo y en consecuencia del colectivo. Entre las categorías de estos derechos que más han sido vulnerados a lo largo de la historia de la humanidad, se encuentran la raza, el gentilicio y la condición social. Evidencia de ello es la aparición de la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Sociales, aprobada por la Conferencia General de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura el 27 de noviembre de 1978.
Su proclamación respondía a los hechos de violación a la dignidad humana ocurridos en la II Guerra Mundial y su intención fue asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los habitantes del mundo.
La Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Sociales
En este documento se garantiza «la unidad intrínseca de la especie humana y, por consiguiente, la igualdad fundamental de todos los seres humanos y todos los pueblos, reconocidas por las más elevadas manifestaciones de la filosofía, de la moral y de la religión, que reflejan un ideal hacia el cual convergen hoy día la ética y la ciencia». De igual manera, en la declaración se manifiesta la consciencia de quienes la elaboraron sobre los eventos de colonización y cambios históricos que han experimentado diversos pueblos en el mundo.
La resolución firmada en París tiene como objetivo fundamental promover y proteger la dignidad humana partiendo de que todo individuo nace igual en dignidad y derechos. Asimismo, resguarda el principio basado en que todas las personas y los grupos tienen derecho a ser diferentes, a considerarse y ser considerados como tales, tomando en cuenta que la diversidad de las formas de vida y el derecho a la diferencia no pueden en ningún caso servir de pretexto a los prejuicios raciales, ni legitimar ninguna práctica discriminatoria.
En ese sentido, la Declaración supone que todos los pueblos del mundo están dotados de las mismas facultades que les permiten alcanzar el desarrollo intelectual, técnico, social, económico, cultural y político.
Allí donde quiera que el racismo se encuentre
En el documento se identifica que el racismo engloba las ideologías racistas, las actitudes fundadas en los prejuicios raciales, los comportamientos discriminatorios, las disposiciones estructurales y las prácticas institucionalizadas que provocan la desigualdad racial.
Como parte fundamental de este tratado, se establece que todos los Estados asumen la responsabilidad primordial en la aplicación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales por todos los individuos y grupos humanos, en condiciones de plena igualdad de dignidad y derechos. Es importante resaltar que la igualdad en dignidad y los derechos de todos los seres humanos sin distingo de raza, color u origen es un principio aceptado y reconocido por el derecho internacional, por lo que cualquier violación supone una responsabilidad internacional.
Este año las Naciones Unidas emprendió la campaña «Las apariencias engañan ¡Luchemos contra el racismo!», en un intento de crear conciencia sobre la importancia de respetar y elevar la dignidad humana. Está diseñada para promover la acción en la detención del racismo, la xenofobia en cada comunidad, es por ello que insta a cualquier persona a visitar al sitio web: https://www.un.org/es/letsfightracism/ y emprender alguna tarea que apoye la labor.
El llamado a la acción incluye comentar en Facebook y Twitter cuál es la actividad emprendida para luchar contra el racismo, usando la etiqueta #CombateElRacismo y unirse como voluntario a un grupo de defensa de los derechos de las minorías raciales o de derechos humanos.