Hay un enemigo común en las firmas de abogados. El Síndrome de Burnout se ha hecho famoso por impactar en la vida profesional de algunos especialistas en leyes. Se caracteriza por ser una afección con origen exclusivamente laboral y cuyos síntomas más resaltantes son el agotamiento emocional, la sensación de estar abrumado por la carga laboral, la despersonalización y pérdida de interés en las actividades relacionadas con el trabajo y el bajo logro o realización personal en ellas. Incluso se puede reportar fatiga crónica, irritabilidad, trastornos de sueño, falta de concentración, desordenes gástricos, tensión muscular, dolores de cabeza, entre otros.
El término «burn out» o «trabajador quemado» fue empleado por abogados de California (Estados Unidos) para darle nombre al proceso gradual de pérdida de interés y responsabilidad profesional que iba ocurriendo en algunos compañeros de trabajo.
Según el trabajo El Síndrome de Burnout en la Profesión del Abogado, escrito por Noelia Silva y publicado en la Revista Digital del Colegio Público de Abogados Ushuaia, esta condición suele aparecer en quienes se dedican a profesiones de asistencia e invierten gran parte de su energía en lidiar con los problemas de otros seres humanos. Entre esta lista se cuentan los abogados, los docentes, los médicos, los psicólogos y psiquiatras.
En la publicación se reconoce que algunos factores implicados en la vida laboral de los abogados, constituyen un riesgo para la aparición de este síndrome. Estos son: extensas jornadas de trabajo, variaciones en los ingresos salariales, grado de vulnerabilidad y conflictividad en los servicios ofrecidos al cliente. Un estudio de 2015, hecho por la Fundación Instituto de Investigación Aplicada de la Abogacía de Barcelona, registró que las patologías traumáticas, el estrés, la ansiedad y los problemas cardiovasculares son los problemas de salud que mayor incidencia tienen en quienes se dedican a esta profesión en España.
La baja realización personal, la percepción negativa del propio trabajo, la poca estima profesional y la imposibilidad de soportar la presión, son algunas de las sensaciones que se hacen evidentes al atravesar esta afección. A largo plazo puede incluso causar problemas de relaciones personales con los clientes y compañeros de trabajo.
En 2019 la Organización Mundial de la Salud reconoció a este síndrome como una enfermedad, incluyéndose en la clasificación internacional de enfermedades. Su diagnóstico entrará en vigor a partir del año 2022 en todas las instancias internacionales de salud.
Legalmente el trabajo es considerado un derecho esencial, consagrado en las cartas magnas del mundo y en los tratados internacionales. En Venezuela, el artículo 87 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que “toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado garantizará la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona pueda obtener ocupación productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este derecho”. Se trata pues, de un derecho humano inherente al sujeto.
Por su parte, el artículo 26 de la Ley Orgánica del Trabajo de Venezuela determina que «Toda persona tiene el derecho al trabajo y el deber de trabajar de acuerdo a sus capacidades y aptitudes, y obtener una ocupación productiva, debidamente remunerada, que le proporcione una existencia digna y decorosa». Además, garantiza que el Estado fomentará el trabajo liberador, digno, productivo, seguro y creador.
Exámen al Burnout
Un mal día en el trabajo puede causar estrés, agotamiento y falta de interés. Cuando estos síntomas ocurren de forma constante hay razones para sospechar que algo podría tratarse de algo más.
La nueva clasificación de la OMS, lo define como el síndrome de desgaste emocional y lo asocia al estrés crónico en el trabajo. Para identificarlo hacen énfasis en tres aspectos fundamentales: la despersonalización de las tareas, el desgaste emocional y físico y el bajo rendimiento.
A pesar de que pudiese relacionarse con otras patologías como los trastornos de ansiedad y depresión, se diferencia en que en el burnout los síntomas son de menor intensidad y están relacionados exclusivamente al aspecto laboral. Los especialistas coinciden en que suele aparecer en personas cuyos empleos están vinculados a la atención personalizada de otros. Otros lo han definido como un proceso más que una patología, que afecta sobre todo a quienes están muy comprometidos con su labor y terminan vinculándose de una forma más estrecha con las actividades y las personas a las que atienden.
Además, suele presentarse en ambientes laborales con: volúmenes y ritmos de trabajo excesivos, horarios y condiciones estrictas o inflexibles, tareas monótonas o cuando se le encargan actividades que no le son propias porque sobrepasan las capacidades y recursos del trabajador.
Por lo general, se identifica porque quien lo sufre comienza a experimentar actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que trabaja, e incluso hacia las prácticas profesionales que realiza habitualmente.