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Foto: Cruz Roja México

Consideraciones fundamentales sobre la ayuda humanitaria

La humanidad ha enfrentado situaciones de emergencia que han atentado en contra de la integridad de las personas y desmejorado dramáticamente sus condiciones de vida. Por lo general, ocurren a causa de desastres naturales provocados por terremotos, inundaciones y tormentas, o por conflictos sociales y políticos de alta intensidad.

Bajo el principio de la solidaridad, la humanidad ha creado mecanismos para apoyar a las naciones que enfrentan situaciones de este tipo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) acogió como parte de sus funciones principales la cooperación internacional en la solución de problemas de carácter económico, social, cultural o humanitario.

La ayuda humanitaria es una asistencia destinada a salvar vidas, aliviar el sufrimiento y salvaguardar la dignidad humana frente a situaciones de real emergencia. Para ser clasificada bajo esta categoría debe estar acorde con los principios de humanidad, imparcialidad, independencia y neutralidad.

A través de la acción humanitaria se protege la vida, la salud y el respeto a los seres humanos. El criterio que rige este tipo de ayuda tiene que ver con la necesidad de recibirlo, por lo que se le da prioridad a los casos más urgentes sin hacer distinciones de raza, nacionalidad, sexo, ideología, religión, estatus social u opinión política.

De igual manera, es autónoma de los objetivos políticos, económicos o militares de cualquier Estado. En ese sentido, los actores de estas acciones no deben tomar partido en las controversias que se puedan generar en las situaciones que incluyan a diversos países o grupos sociales.

Para atender un caso de ayuda humanitaria, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU distingue tres categorías: ayuda de emergencia; ayuda a la reconstrucción y la rehabilitación; y la prevención de desastres.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Agencia de la ONU para los Refugiados, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Programa Mundial de Alimentos son cuatro entidades de la ONU que ejecutan funciones importantes al prestar la ayuda humanitaria. A través de ellas se le presta atención inmediata a los refugiados y desplazados a causa de conflictos armados y políticos; ayudar a los niños vinculados a las situaciones de emergencia antes mencionadas, con la intención de minimizar las amenazas que atentan contra su supervivencia; moviliza alimentos y fondos para las operaciones de alimentación; apoya a los agricultores y ganaderos a restablecer la producción tras la ocurrencia de desastres naturales; y coordina acciones de respuesta internacional a las emergencias sanitarias suscitadas.

Los inicios de la ayuda humanitaria en un conflicto mundial

La primera atención de este tipo ocurrió tras la II Guerra Mundial en Europa. La necesidad de reconstruir a un gran número de naciones europeas devastadas ante el conflicto fue el motor para la aparición formal de la ayuda humanitaria, establecida como una función de la ONU. Enfrentar una reconstrucción de tal envergadura requirió del apoyo de diversas organizaciones que no solo pusieran a la disposición los recursos económicos, sino que también tuviesen la capacidad de proveer talento humano para atender la emergencia.

El escenario de la Segunda Guerra Mundial resultó el mejor laboratorio de formación para las organizaciones destinadas a ofrecer este tipo de asistencia. En ese contexto aparecieron la primera agencia gubernamental para trabajo humanitario dedicada específicamente al cuidado de los refugiados, las primeras grandes agencias no gubernamentales para el trabajo internacional y las asociaciones dedicadas a la atención médica – sanitaria en medio de las crisis.

Las proyecciones de ayuda humanitaria para 2018

En diciembre de 2017 la Revisión Humanitaria Global estimó que para 2018 la cifra de recursos para prestar ayuda humanitaria ascendía a 22.500 millones de dólares. Estos recursos fueron pedidos a través de una solicitud récord emitida por la ONU a los donantes internacionales. La organización estimó que los conflictos seguirán siendo la principal razón de las necesidades humanitarias, aunque los desastres naturales también podrían ser los protagonistas de las ayudas.

Los fondos solicitados estarían destinados a la atención de 91 millones de personas afectadas proporcionándoles alimentos, vivienda, apoyo sanitario y educación de emergencia. La estimación presentada en 2017 supera la realizada en 2016 y es la más alta hasta el momento. Según este escenario los países que recibirán mayor apoyo serán Yemen, Siria, Nigeria, Sudán del Sur, Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Libia y Somalia.

De igual manera, para 2018 la Agencia de la ONU para los Refugiados, refirió que las crisis humanitarias más fuertes serán las experimentadas por: Yemen, Libia, Rohingya, Siria, Irak, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana, Somalia, Sudán del Sur y Ucrania.

La eficacia de la ayuda humanitaria debe ser medida en la capacidad de prevención de los países donantes en cuanto a brindar respuesta ante situaciones de crisis, así como también puede ser observada en la cooperación de los países socios para aumentar su resiliencia para mitigar estas situaciones.

La ayuda humanitaria es entregada a través de las agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y otros organismos sin fines de lucro, de acuerdo a los principios establecidos en la Resolución 46/182 de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Cada organización participante en las operaciones de asistencia maneja códigos de conducta propios y reglamentos de acción para atender cualquier situación de forma segura para quienes prestan el servicio como para los que son atendidos.

La Unión Europea (UE) es la mayor donante de ayuda en el mundo. En 2015 brindó apoyo a más de 134 millones de personas afectadas por desastres naturales o conflictos armados y políticos en más de 80 países. Gran parte de la ayuda humanitaria proveniente de la UE es destinada a los refugiados y personas desplazadas y consiste en apoyar la alimentación y nutrición.

Fuentes consultadas: