Separar elementos de una mezcla suele ser una tarea complicada y un proceso que amerita del ensayo y error para lograr los mejores resultados. Cuando se trata de disolver negocios, acuerdos y leyes puede ser aún más complejo, pues impacta a seres humanos e involucra diversos intereses.
Cuando estas separaciones se realizan en términos equitativos no representan mayor problema para ninguna de las partes. Sin embargo, cuando alguna de ellas se encuentra en una situación desfavorable, cada acción puede provocar un desequilibrio importante. Tal es el caso de Irlanda del Norte frente a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
Desde la victoria del Brexit (nombre acuñado por el término Britain Exit) en junio de 2016, la transición para el Reino Unido – incluida Irlanda del Norte- ha implicado la revisión legal de todos los tratados comerciales y las políticas migratorias – sociales, solo por mencionar algunos de los temas más resaltantes.
A pesar de que en Irlanda del Norte los votos a favor del Brexit fueron minoría, a comparación de los que abogaban por la continuidad en UE, actualmente se enfrenta a un panorama con una posible frontera controlada por su vecino del Sur y eventuales conflictos que pudiesen poner en peligro la paz firmada entre ambos vecinos, en el Acuerdo del Viernes Santo en 1998.
Brexit: Transición en medio de una marea
El gobierno de Irlanda ya ha advertido las implicaciones legales, económicas y sociales que tendrá que enfrentar con el Brexit. Las expectativas no parecen esperanzadoras para la gran mayoría. Sin embargo, depende en gran medida de la habilidad que demuestren los profesionales del Derecho para ajustar los reglamentos adecuándose a la nueva realidad, sin entorpecer las garantías ya alcanzadas.
La situación de las exportaciones agrícolas ante la instalación de aduanas fronterizas, la posible aparición del contrabando en las fronteras y el cese a la paz son los aspectos que más preocupan en Irlanda del Norte ante la separación de la comunidad económica y política europea.
Se estima que la economía en Irlanda resulte significativamente afectada tras las nuevas medidas financieras que incluirían el regreso de los impuestos, desaparecidos al asumirse a la UE.
La posición fuera de la UE también priva a Reino Unido y a Irlanda del Norte de mantener interacción con instituciones propias de la comunidad. Por ello, el destino de las instituciones comunitarias irlandesas que reciben financiamiento de la UE ha generado inquietud entre los especialistas, quienes incluso se preguntan por la estabilidad de las instituciones europeas cuyo propósito de fundación es otorgar y administrar estos recursos económicos.
Recurso humano para la negociación
El escenario del Brexit ha dibujado importantes transformaciones. Como se mencionó anteriormente es necesario conocer las realidades de los implicados, evaluar las diferentes posibilidades y contar con un equipo profesional de abogados expertos en el área financiera, capaces de abogar por mejores beneficios para las partes involucradas.
Una de las propuestas que resaltan para paliar los efectos es hacer de Irlanda del Norte una región autónoma especial, que pueda seguir rigiéndose bajo los lineamientos de la UE. Para analizar la factibilidad de este planteamiento y las repercusiones es necesaria la asesoría legal especializada, pues se trata de dirigir el destino de todo un país, sus relaciones económicas y el futuro de sus ciudadanos.
Fuentes consultadas